jueves, 26 de septiembre de 2013

Colonia Tovar

El día 17 de Septiembre de 1840, durante el segundo período del Gobierno del General José Antonio Páez; envió, el entonces Ministro de Relaciones Interiores, Doctor Ángel Quintero, una carta al Coronel Agustín Codazzi, residente en Francia. En dicha carta, el Ministro Quintero solicitaba a Codazzi información “sobre terrenos incultos, propios para fundar pueblos y empresas de agricultura, minerías y otras industrias de fácil desarrollo, a fin de propiciar la traída de emigrantes europeos”.


Entre la carta de Ángel Quintero y la llegada del primer grupo de inmigrantes a la Colonia Tovar, fue necesario un gran esfuerzo de consultas, gestiones oficiales y exploraciones por parte de Codazzi, en las cuales intervinieron personas de todas las clases sociales.

Todo ese esfuerzo hizo posible que un contingente de familias, en su mayoría alemanas, pudieran establecerse en este hermoso y alto valle donde nace el río Tuy, y hacer de él su morada definitiva y la de sus descendientes, uniendo su futuro al de Venezuela.
Más del 90% de la inmigración original de la Colonia Tovar provino de la región de Kaiserstuhl, dentro del Gran Ducado de Baden, situado al suroeste de Alemania.
Los Empresarios.
El donante de las tierras donde se asentó la Colonia Tovar fue Don Manuel Felipe de Tovar, y la empresa para el proyecto de fundación y explotación de la Colonia se formó con dos socios activos que eran: Agustín Codazzi y Ramón Díaz, y un fiador que fue Don Martín Tovar y Ponte.

Los contratos con los inmigrantes, tanto casados como solteros, fueron firmados en Endingen, en la Posada llamada Der Pfauen, ubicada a pocos metros de la puerta de entrada de la ciudad (Stadttor) enclavada en las aniguas murallas de protección de la época medieval.
El largo camino a seguir.
El 18 de Diciembre de 1842 emprendieron a pie el camino que los llevó hasta el cercano río Rin, donde abordaron unas barcazas que los condujo, aguas abajo, hasta la ciudad y puerto fluvial francés: Estrasburgo. Allí desembarcaron y durante 21 días recorrieron a pié y con la ayuda de algunas carretas el largo camino invernal del norte de Francia hasta su llegada de Le Havre.

Los inmigrantes en número de 391, partieron del puerto francés de Le Havre, en la Fragata francesa Clemente. Los inmigrantes embarcados comprendían 240 hombres y 151 mujeres.

La partida de Le Havre se realizó el 19 de enero de 1843, llegando a La Guaira el día 4 de marzo, siendo sometido el barco a cuarentena, con motivo de una epidemia de viruela que se había declarado a bordo.

El barco tuvo que dirigirse a Choroní, donde se les había autorizado a permanecer hasta completar la cuarentena.
La Llegada.
El 31 de marzo iniciaron los colonos el viaje desde Choroní hacia Maracay, de donde siguieron algunos días después hasta la Victoria, allí comenzó el ascenso hacia la futura Colonia Tovar, cargando la mayoría del equipaje en bestias y continuando los colonos el viaje a pié.
La fundación.
Desde la partida de Endingen habían transcurrido 112 días, hasta la llegada al Palmar del Tuy, marcando el inicio formal de la Colonia Tovar: lugar al que arribaron el 8 de abril de 1843.

A los tres meses de la llegada de los colonos se publicó en la Colonia Tovar el Prospecto de Boletín bilingüe, español – alemán, se fabricó la primera cerveza artesanal de Venezuela, se creó el primer jardín Botánico, y estaban funcionando regularmente la escuela y el dispensario.

El proyecto de colonización agrícola de la Colonia Tovar fue previsto por Codazzi como una empresa privada, de la cual se derivaría un beneficio importante para Venezuela, como era el desarrollo de tierras agrícolas hasta entonces baldías.
La Economía.
Durante el Gobierno de Guzmán Blanco, comenzando en 1870, logró la Colonia muchos progresos, los cuales se reflejaron en la economía de la misma. La próspera economía del café indujo a los colonos a expandirse fuera de los límites de la Colonia, cultivando las tierras al norte de la cordillera.

Con el correr de los años, y a pesar de numerosos contratiempos, los “Colonieros”, denominación con la que desde un principio se conoció a los descendientes de los colonos alemanes, fueron intensificando el cultivo de legumbres, verduras y frutas, que se vendían bien en Caracas o en La Victoria. Aprovechando así mismo la magnífica calidad de las maderas en las zonas próximas a la Colonia Tovar, los Colonieros comenzaron la fabricación de toneles que se vendían, especialmente en La Victoria.
El Turismo.
En el año de 1964, durante el Gobierno de Rómulo Betancourt, se decreta a la Colonia Tovar y áreas adyacentes como zonas de interés turístico, mediante el Decreto Presidencial Nº 1165, y a partir de entonces los diversos sectores del Municipio Tovar se han ido integrando al turismo.

Poco a poco y aprovechando las excelentes condiciones climáticas de la zona, así como la gastronomía propia de su nativa Alemania, y la habilidad de los Colonieros para la fabricación de toda clase de artículos artesanales, fueron comprendiendo los nativos de la región, las espléndidas posibilidades turísticas del valle.

El primer Hotel que se construyó fue el Selva Negra, al cual siguieron el Kaiserstuhl y el Drei Tannen. Posteriormente se construyeron el Bergland, Alta Baviera, Edelweiss y muchos más, convirtiendo a la Colonia Tovar en uno de los primeros focos turísticos del país y, sin lugar a dudas, el de mayor ingreso per cápita de Venezuela, en proporción a su población.
Sus pobladores.
El núcleo de la Colonia está hoy compuesto por, aproximadamente, 8.555 personas, siendo la población en realidad mucho mayor, ya que en todo el Municipio Tovar contamos con unos 16.000 habitantes, además de la infinidad de personas han construido casa de descanso o veraneo en este idílico lugar.

En la Colonia Tovar, brillante y exitoso ensayo de colonización, efectuado por un grupo de venezolanos del siglo pasado, y llevado a cabo por el tesonero esfuerzo y continuo trabajo de aquellos Colonieros que dedicaron los mejores años de su juventud, puede disfrutar el habitante de nuestras pobladas urbes, un lugar de aire limpio y fresco, no contaminado y solazarse por algunas horas o días en un ambiente que, años después, posee muchas de las características y peculiaridades de su Alemania originaria.

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